La Universidad Casa Grande (UCG) buscó rendir un homenaje a Guayaquil y a las personas que han partido en estos meses, mediante expresiones artísticas, experiencias y recomendaciones de los expositores.
Como medida de ayuda para las personas en pleno confinamiento por el COVID-19, la UCG realizó, a través de su cuenta de Instagram, un “Encuentro por la memoria y la esperanza”, cuyos anfitriones fueron la Lic. María Isabel Manrique y el Ph. D. Eduardo Muñoa, exalumna y docente de UCG, respectivamente
Durante la intervención, Manrique manifestó: “Cada partida nos hace sentir que puede ser también una partida nuestra, porque tenemos las mismas posibilidades de que esto nos toque a ti, a mí, a todos”.
Muñoa, para hacer un recorrido por las emociones humanas, introdujo al primer invitado, Miguel Calero, para que recitase un poema de José Martí titulado A Enrique Guasp de Peris, ya que los versos son una dedicatoria a un amigo cercano del poeta.
Posteriormente, María Isabel hizo referencia a que, tras la muerte de un allegado, hay individuos que consideran que el fallecido se va al cielo y otras no creyentes que, en cambio, sugieren a los seres queridos que la persona estará siempre en el corazón o la mente. “Yo pensaba y decía: ojalá seamos capaces de mirarnos al espejo y de poder contarnos esa partida a nosotros mismos, de la misma forma en que lo haríamos con un niño, es decir, permitirnos no ser tan severos con nosotros mismos”, comentó.
Como consecuencia de la cuarentena, muchos seres queridos deben mantenerse alejados los unos de los otros, por lo que Muñoa sugiere replantearse cómo estar cerca de las personas que uno quiere. Luego, presentó a Eddie Chang, estudiante de la UCG que interpretó una canción que hacía alusión a que, a pesar de todo, siempre uno tiene presente a los allegados. Marina Salvarezza, profesora de la institución, intervino también con el poema Adiós ríos, adiós fontes de Rosalía de Castro.
Para finalizar, Muñoa propuso un hábito fácil que consiste en que cada día se anote en un cuaderno un pensamiento, una palabra, un dibujo, o, incluso, arrancar la hoja, dependiendo cómo haya sido el día del individuo, para que más adelante, cuando se vuelva a ver ese cuaderno, se recuerde cómo eran estos días y así observar cómo han cambiado los escenarios desde entonces.
Por Ricardo Dahik