Experiencias universitarias durante la pandemia

febrero 23, 2021
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Les preguntamos a estudiantes casagrandinos sobre las opiniones, enseñanzas y desafíos que afrontaron en su experiencia universitaria durante la pandemia del COVID-19. He aquí algunos testimonios.

Este fue mi primer año en la universidad y llegó con sorpresas que nunca creí que afrontaría. Sin embargo, siempre supe que la UCG me apoyaría ante cualquier duda. Colaboradores de distintas áreas siempre me han ayudado con los problemas que tengo. Sin duda, una experiencia poco convencional, pero muy amigable.

Pierina Reyes Briones

Cuando empezó la pandemia tuve muchas dudas en mi cabeza sobre cómo sería la educación y si podría o no seguir estudiando. Me molestaba un poco que haya pasado esto cuando estoy en mi último año de la carrera. Sin embargo, con la ayuda de Dios, mis padres, docentes y administrativos de la universidad, pude continuar. No ha sido nada fácil estudiar y trabajar durante estos meses (mi trabajo es presencial). Muchas veces estuve a punto de renunciar, pero siempre alguien me decía: “Adelante, tú puedes”. Así que aquí estoy, en mi último semestre de la carrera, tratando de dar lo mejor de mí.

Paulina Ávila

Durante la pandemia del COVID-19, en la cual estuvimos en cuarentena obligatoria durante aproximadamente tres meses, puedo recalcar lo siguiente.

Estuvimos todo este tiempo en casa y, la verdad, con mi familia me llevo súper bien; no hubo inconvenientes. Claro que existió temor dentro de mi hogar en ciertos momentos, debido a lo que estábamos pasando, pero siempre nos comunicábamos y tratábamos de llevar este acontecimiento de la mejor manera posible.

De esta experiencia aprendí a diferenciar cómo piensan y actúan algunas personas; también que los intereses económicos de ciertas empresas están por encima de la vida, y cómo los doctores y la ciencia son importantes para nuestra sociedad.

Fabián Cifuentes

 

Mi experiencia de aprendizaje durante la pandemia en la UCG se podría decir que fue, subjetivamente, una nueva forma de aprendizaje, debido a que nunca había estudiado online. Al principio fue un reto, porque nunca había experimentado esa metodología, pero después me fui acoplando. Cabe destacar que la UCG tiene una buena manera de enseñar, pues buscan cómo hacer que sus alumnos puedan sentirse lo más cómodos posible. En resumen, tuve una gran experiencia con el nuevo sistema de enseñanza.

Juliana Panchana

Recibir clases online en tiempos de crisis realmente se me ha complicado, porque a veces se me han presentado dificultades tecnológicas o personales que me impiden conectarme y comprender las clases; también al momento de comunicarme con mis profesores y compañeros.

Romina Villacís Rugel

 

Sin duda, la postal de mis mañanas o de los momentos previos a una clase cambiaron. La diferencia entre despertarme una hora y media antes para asearme, desayunar e ir a la universidad, con la de levantarme diez minutos antes para prender mi laptop, es abismal.

No es lo mismo recibir una clase rodeado de gente, que rodeado de mis almohadas. Los apuntes a puño y letra cambiaron por huellas y teclas. Hay que cuidarse del virus, pero hace falta la interacción física, llegar al aula, saludar, la charla con el profesor antes de dictar el tema o el resolver alguna duda pendiente de la clase pasada. La experiencia es nueva, pero no por eso me cierro a un cambio momentáneo, las clases son buenas, siguen siendo los mismos profesores, pero el contexto es diferente; el conocimiento se transmite por otro canal, pero es lo que hay por ahora.

Daniel Cardenas

 

Considero que mi experiencia en la UCG durante la pandemia no ha sido del todo gratificante, porque, personalmente, no me siento cómodo recibiendo clases por medio de la modalidad online. Además, debido a la carga horaria, muchos estudiantes nos enfocamos demasiado en entregar todos los trabajos a tiempo y se nos olvida qué hay que aprender en el proceso.

Jean Pierre García Franco

 

La pandemia se llevó muchas cosas, pero gracias al cielo nada me arrebató las ganas de seguir aprendiendo. Al comienzo, me emocionaba la idea de recibir clases en pijamas y desde la comodidad de mi cuarto, y, pese a que era valioso el contenido que se nos era impartido, al poco tiempo me di cuenta de que echaba de menos todo: a mis maestros y amigos; y pensaba que la vida antes del 2020 parecía tan lejana (y la verdad es que lo está). De pronto, no era factible ir a los sitios más recónditos de la ciudad en busca de noticias, para cumplir alguna tarea; ni tomar mi cámara y un bus interprovincial para hacer un reportaje grupal. Definitivamente, las cosas han cambiado, pero es cuestión de adaptarse, evolucionar; y en estos momentos la educación es una luz de esperanza.

Diana Sotomayor

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