Hablar sin paros ¿Por qué se subleva la gente?*.

noviembre 23, 2020
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Un interesante conversatorio se llevó a cabo en el auditorio de la Universidad Casa Grande, el 11 de noviembre de 2019, alrededor de la convulsión social de octubre: “Hablar sin paros 1: rebeliones contemporáneas”.

La conversación fue moderada por el profesor Carlos Tutivén y, como invitados de la UCG, participaron Máximo Ponce, sociólogo y docente de la carrera en Ciencias Políticas; Tina Zerega, vicerrectora; y Malena Zambrano, estudiante de segundo año de Ciencias Políticas con mención en Relaciones Internacionales; además, como expositor externo, estuvo Rafael Guerrero, graduado de la carrera de Filosofía en la Universidad Católica de Quito. Los invitados discutieron sobre las revueltas contemporáneas acontecidas en Latinoamérica y el mundo.

La conferencia tuvo como eje principal las preguntas: ¿Por qué se subleva la gente? y, ¿qué están revelándonos los últimos acontecimientos políticos? Para Máximo Ponce, las sublevaciones acontecidas en Chile y Ecuador no han aparecido de forma repentina, sino que tienen antecedentes históricos. Por ejemplo, en Chile son la continuación de episodios de movilización social muy importantes de los estudiantes, indígenas, mujeres y personas de distintos sectores, quienes han generado un movimiento por la nueva Constitución. Mientras tanto, en Ecuador, vuelve a ser la CONAIE la que se toma las calles como escenario de una resistencia y la que ha suscitado situaciones que ha llevado al gobierno a reaccionar.

Por otro lado, para Rafael Guerrero lo que subyace a todos los movimientos que se están produciendo en estos momentos es la crisis de la economía latinoamericana. Guerrero considera que estamos viviendo la fase depresiva del ciclo, lo que conlleva a la caída de los precios de las materias primas de importación y, por lo tanto, a una reducción de los ingresos del Estado. Esto se traduce “en una pérdida de capacidades del Estado para responder a las demandas sociales, y eso desencadena los movimientos sociales”, asegura él, creando así una crisis que afecta tanto a derecha como la izquierda.

Sin embargo, Guerrero resalta que estos movimientos son antisistema, es decir, que “no están cuestionando solamente al presidente de la república o al gobierno, sino que tienden a atacar al sistema político como tal”, y destaca que el movimiento chileno “va contra todo sistema político”. Según Guerrero, hay una página llamada Termómetrosocial.org, que realiza encuestas en internet, y refleja que “el 85% de los chilenos están apoyando las movilizaciones y está dudando de la capacidad del sistema político para resolverlo”, es decir, explica que no son movimientos que reconocen una dirección política determinada.

En relación al porqué la ciudadanía se subleva, Malena Zambrano da otro punto de vista. En cuanto a los hechos ocurridos, ella observa una paralización entre la izquierda y derecha, causando una “parcialización irreconciliable entre las dos versiones” y, a su vez, una inexistencia de diálogo entre ambas, alega. Esto —según la estudiante—, lo que provoca es un cuestionamiento sobre lo que va a ocurrir con la gobernabilidad dentro de los países, ya que estos sistemas políticos no están reaccionando cómo se espera.

Por otro lado, Zambrano también considera que las redes sociales cumplen un rol fundamental. Los ciudadanos cuentan con un sinfín de ventanas para ver información que cada vez es más amplia, pero, a su vez, tienen a su disposición los medios tradicionales, periódicos, la televisión y la radio, los cuales transmiten una agenda que tiende a ser del lado del Estado. Esto causa que “la gente no sepa en qué creer; son varios discursos que a veces no se correlacionan”, conduciendo a que las personas, principalmente en redes sociales, cada vez parezcan más aisladas de un lado y del otro.

Tina Zerega también concuerda con Zambrano. Para ella, las redes sociales son como una corporación que manipula a los usuarios a través de los famosos algoritmos, ya que las redes ‘organizan’ las publicaciones de forma personalizada para cada persona, o más a favor de cierta forma de pensar. Según Zerega, esto conlleva a una interpretación confusa por parte de la ciudadanía, debido a que la red brinda “la idea de multiplicidad”, cuando la realidad no es esa, generando así más incertidumbre en el lector.

Entonces, para los expositores, se habla de gobiernos en crisis, de gobiernos latinoamericanos que ya no tienen el control del pueblo, cuyos ciudadanos buscan que se los escuche, luego de varios años de estar en el olvido. Ponce expresó que eso es consecuencia del deterioro de la capacidad de dominación del Estado, ya que su hegemonía está en juego y es cuestionada de modo masivo. Esta hegemonía, para Guerrero, está rota, debido a que la ciudadanía no se siente identificada con los diferentes grupos, puesto que algunos no velan por los intereses de los demás, sino los particulares: “Cuando el otro se convierte en un espejo roto en el que yo no me puedo reconocer, aparece la violencia”, agrega. Lo anterior, dice Zerega, provoca que se observe a los estados como precarios y debilitados, que desconocen cómo regular los problemas internos y que necesitan de diferentes actores, como la iglesia o la ONU, para resolverlos.

Como conclusión, se observa que la sublevación de los pueblos se basa, según los expositores, en la decadencia de la economía y la falta de reconocimiento de la ciudadanía con el Estado. El poco interés que muestran los gobiernos en los grupos más vulnerables, como los indígenas y jóvenes, ha desatado una explosión social que las autoridades gubernamentales no saben controlar.

*Por Daniel Hernández

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