Gabriela Landívar García*
Con la llegada de la imprenta y las artes gráficas, así como la popularización de los medios de comunicación en el siglo XX, surge en esa misma década, a partir de los años 50, el diseño gráfico en Ecuador, de la mano de ilustradores y diseñadores publicitarios; sin embargo, es en el transcurso de los 80 cuando se consolida como profesión.
A inicios de los 50, se palpa la influencia de profesionales europeos que se radicaron en el país a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, el arquitecto sueco Karl Kohn Kagan y la húngara Olga Fisch, cuyo trabajo fomentó el reconocimiento del folklore y la artesanía ecuatoriana. Desde la docencia en la Escuela de Bellas Artes (Quito), poco a poco nutrieron los ideales de quienes más tarde fueron los precursores de esta profesión ligada directamente a las artes plásticas.
Podemos ver el surgimiento de artistas nacionales, como la guayaquileña Araceli Gilbert, precursora de la abstracción geométrica y, consecuentemente, el diseño gráfico. Esto sumado al folklore propio de sus raíces y, a su vez, al estilo internacional como lenguaje universal, gracias a su desarrollo profesional en EE. UU. y Europa. Gilbert hace referencia a la obra de populares exponentes locales, entre ellos, Eduardo Solá Franco, quien llegó a ser ilustrador de la revista Vogue y fue considerado el pintor más cosmopolita del siglo XX.

Mural de Araceli Gilbert en la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.
Es importante mencionar que a inicios de los 60, el Ecuador estuvo marcado por una crisis económica que ocasionó el auge petrolero y cambió todo. Esto dio paso a la creación de industrias como Varma, Artesa, Pycca, entre otras; que se vieron en la necesidad de desarrollar una identidad de marca para ser reconocidos dentro y fuera del país. Artesa apostó por el diseñador Eduardo Vega, uno de los precursores en implementar signos geométricos precolombinos y figuras abstractas, con el fin de comunicar la identidad cultural de Ecuador; concepción visual que a su vez empezó a tomar fuerza en el campo de la escultura y el diseño editorial.
Luego, a principios de los 70, debido al incremento de empresas ecuatorianas, surge el diseño ligado a la comunicación visual, en donde destaca el trabajo del alemán Peter Mussfeldt, quien se radicó en Ecuador y desde entonces marcó un precedente en la concepción de los ecuatorianos sobre el diseño gráfico como profesión. Fue director creativo de la agencia J. Walter Thompson y se desenvolvió en la serigrafía, el grabado, la tapicería y algunas otras ramas. Creó la identidad visual de importantes instituciones, entre ellas, Banco Pacífico, Banco Popular, Grupo Noboa, Teleamazonas; y la colección de camisetas inspiradas en las islas Galápagos, que obtuvieron gran popularidad en los 80.
Más adelante, Mussfeldt consolidó el estudio de diseño Versus junto al comunicador visual Raúl Jaramillo, quien, por su parte, cuenta con una extensa trayectoria a nivel nacional e internacional, trabajando para reconocidas marcas como Nabisco, Tropical Gourmet, Banco Bolivariano, La Fabril, por nombrar algunos. Además, fue el creador de la marca país de Perú y Ecuador.
Gracias a la consolidación de empresas privadas y su competencia, la demanda de diseñadores de imagen corporativa alcanzó el pico más alto y significó el surgimiento de nuevos exponentes: Max Benavides, Guido Díaz, Juan Lorenzo Barragán, Rómulo Moya, Roberto Frisone, entre otros. Esto impulsó la instauración de carreras relacionadas al arte en diferentes universidades del país. En 1984, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) crea la Facultad de Diseño con sede en Ibarra y, por primera vez, otorga títulos profesionales. En 1985 se inaugura el Instituto Metropolitano de Diseño “La Metro” en Quito, donde se graduó la primera generación de diseñadores, quienes posteriormente se especializaron en EE.UU. y Europa.
Llegados los 90, se fundó la Asociación de Diseñadores Gráficos, con el fin de orientar y promocionar las primeras bienales, concursos y festivales de diseño del país. Además, crearon la famosa revista Papagayo, lo que les permitió vincularse con compañías públicas y privadas, academias y exponentes del medio. Esto marcó la pauta para que, en 1994, la Universidad Católica del Ecuador creara la Escuela de Diseño (Quito), con el fin de generar un intercambio activo entre las empresas y el Estado. Gracias a esas alianzas, se llevó a cabo la I y II Bienal Universitaria de Diseño, de la mano de reconocidos diseñadores internacionales que asistieron al evento para compartir sus conocimientos y aportar al estudio de esta profesión.
En contraposición, la llegada de la dolarización en el 2001 decayó la economía del país, dando como resultado que muchos ecuatorianos migraran. Sin embargo, el diseño continuó vinculado al sector empresarial y mutó según la demanda y las necesidades que en ese momento se solicitaban; fue entonces cuando nace el diseño multimedia, diseño de producto y diseño urbano en Ecuador.
Por otro lado, los gobernantes de aquella época detectaron oportunidades en la explotación del sector turístico y de los productos hechos en Ecuador como principal motor que potenciaría la economía. Así se crea, por primera vez, la Marca Ecuador, que posteriormente se registró en el Instituto de Propiedad Intelectual (IEPI), creado en 1998 para gestionar y controlar los derechos intelectuales de los creativos.
Estos antecedentes evidencian que las universidades de todo el país han apostado por incluir el diseño gráfico y carreras afines en su oferta académica durante los últimos 20 años. Entre ellas se encuentra la Universidad Casa Grande (UCG), institución que con el tiempo se volvió la “casa” de grandes exponentes como Peter Mussfeldt y Raúl Jaramillo, quienes fueron docentes honorarios e impartieron su conocimiento en la carrera de Diseño Gráfico y Comunicación Visual de la Facultad de Comunicación Mónica Herrera.
Así mismo, la UCG ha recibido a reconocidos profesionales del diseño internacional, entre ellos, Stefan Sagmeister, Felipe Taborda, Norberto Chávez, Claudio Gil y muchos más. Hay que destacar también que sus docentes, estudiantes y exalumnos han obtenido importantes reconocimientos en diferentes categorías de festivales extranjeros: diseño publicitario, diseño de empaques, cartelismo y otros.
El diseño gráfico es una carrera que ha pasado por un extenso proceso de cambio, influenciado por factores sociales, económicos, educativos y tecnológicos; ha migrado de lo análogo a lo digital hasta convertirse en lo que hoy conocemos. Es una profesión que actualmente se sitúa en los primeros puestos del entorno creativo, pues la llegada de la revolución tecnológica exigió que una infinidad de pequeñas y grandes marcas compitan por estar en el top of mind de sus clientes; y uno de los factores fundamentales para lograrlo es contar con una identidad visual y tener presencia en redes sociales. Por ello, estas invierten en la construcción de su marca, un servicio que se ha vuelto imprescindible para el correcto crecimiento de un negocio.
* Estudiante de la maestría en Comunicación mención en Comunicación Digital de la UCG, de donde además es licenciada en Diseño Gráfico y Comunicación. Diseñadora senior y guía de tesis en UCG. Creadora de Magäla Design Studio.