Por Marcelo López (M. L.)*
El 20 de septiembre del 2021, a las 4:00 p. m., mediante la plataforma Zoom, se organizó la clase magistral “Tomemos asiento, un recorrido por la historia de la silla”, la cual fue dirigida por Lotty Palacios, docente de la Universidad Casa Grande. En el encuentro, ella abordó la silla como un símbolo de poder; y habló de su historia, importancia y gran desafío para cualquier diseñador industrial.
Lotty empezó la charla definiendo el término “silla”, que viene del latín sella y significa sentarse. Además, mencionó que este objeto tiene dos funciones: modo activo, que se refiere a trabajar y pensar; y, por otro lado, el modo pasivo, que se utiliza para descansar y reflexionar.
“La silla está relacionado con la cultura, es un reflejo de cada momento histórico que ha vivido la humanidad”.
Desde el año 4500 a. C., la silla era conocida como un banco, pero, en realidad, es diferente —explicó Lotty—, porque se compone de base y espaldar; la silla representa estatus y el banco informalidad. Comentó, además, que es un elemento que nunca se agota y siempre puede ser rediseñado. En la actualidad, la silla tiene cientos de estilos y accesorios, no obstante, su propósito sigue siendo el mismo, proveer comodidad a una persona al momento de sentarse, argumentó.
“La silla es un símbolo de poder ritual”.
En la jerarquía e iglesia, la altura del asiento comunica, dijo. En ese sentido, Lotty explicó que, mientras más alto era el espaldar de la silla, mayor poder o estatus social tenía la persona; la altura permite dominar la situación e intimida a la persona. Y agregó que la silla provee prestigio, autoridad y reputación.
Lotty explicó el impacto de la cultura en diferentes pueblos. Un ejemplo es la silla manteña creada en Manabí en el siglo XVIII a base de piedra —dijo y continuó—: su fabricación sostiene una curvatura en forma de “u”, representando la luna; y su propósito era el de pedir a los dioses que favorezcan sus cultivos, la ganadería, etc.
Por otro lado, Lotty contó que en Egipto los soberanos y reyes eran los únicos que podían sentarse en una silla, puesto que se consideraba un trono. Así mismo, afirmó que en esa época se inventó la silla plegable que los esclavos cargaban para sus amos.
De esta manera, Lotty prosiguió con la evolución de este objeto, pasando por la silla klismos y la curul, hasta llegar a la Edad Media. En esa época existían los bancos y solo los rangos importantes podían colocar un tablero para su espalda; mientras más alto era el tablero, mayor era el prestigio de la persona, anotó la docente.
“Nunca ha sido creado algo más elegante y mejor concebido; más preciso en su ejecución y más excelentemente funcional”.
Entonces, la silla se utilizaba para la persona con mayor jerarquía, dijo Lotty. En Francia siglo XVI, se empezaron a incorporar los colores y una cantidad de elementos que se consideraban signos de elegancia, expuso.
En Estados Unidos, en 1774 —manifestó Lotty—, se crearon los primeros diseños de una silla estable; un ejemplo es la silla shaker, que se usaba en la iglesia para venerar a Dios. Y agregó un dato al respecto: los cardenales criticaban ese elemento de descanso, porque lo consideraban vanidoso o tentador a la pereza.
A pesar de que este objeto podía ser mal visto por algunos, poco a poco surgieron mejoras de la silla, y hasta derivados de ella, como fue el caso de la mecedora; que actualmente se puede conseguir en cualquier centro comercial. Y, en cuanto a este nuevo mobiliario, Lotty contó que William Morris, en 1860, inventó la función que permite ajustar el espaldar a cualquier posición.
Así mismo, según ella, la modernidad en el siglo XX alejó el contexto generalizado que se tenía a la silla; ahora su diseño define gustos e identidades. Gracias a eso nace la rama profesional del diseño de productos. Lotty comentó que “las cosas debían servir, pero si podíamos mezclar su propósito y aumentarle un diseño sofisticado, logramos algo”.
“La silla es para el diseñador industrial, lo que la tipografía es para el diseñador gráfico”.
Con el posmodernismo, nacieron nuevos estilos, nuevos materiales y nuevas técnicas de comodidad, siguió relatando Lotty, quien, además, dijo que la silla es un objeto sencillo desde una visión general. Requiere de mucho trabajo, debido a que existen muchos parámetros para crear la silla perfecta, afirmó desde su experiencia como diseñadora industrial.
Se tiene que distribuir el peso de la persona, comodidad, inclinaciones, ergonomía (altura, ancho y profundidad del asiento), indicó. Además, comentó que “el descansabrazo o las ruedas de la silla son el talón de Aquiles para el diseñador industrial, porque a veces se daña o no rueda fluidamente”. Con esto, Lotty finalizó informando que la altura de la silla no debe ser extrema, porque nunca se usa la parte cervical, solo debe tener el apoyo de la espalda.
Foto 1
https://educa.alabado.org/cultura/manteno-huancavilca-2/
Foto 2
http://danishdesignreview.com/chairs-context/2018/1/14/the-shaker-rocking-chair-in-the-collection-at-designmuseum-danmark-mgmjy
Foto 3
https://www.metmuseum.org/art/collection/search/207406
* Estudiante de cuarto de la carrera de Periodismo, perteneciente a la Facultad de Comunicación de la Universidad Casa Grande (UCG).