Líderes femeninas que rompen con el techo de cristal.

octubre 15, 2020
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Por María Gabriela Matamoros.

Con el propósito de apelar al empoderamiento femenino durante el mes de la mujer, el 11 de marzo de 2020, la Facultad de Administración y Ciencias Políticas de la Universidad Casa Grande (UCG) organizó el conversatorio “Liderazgo femenino y techos de cristal”.

En el evento participaron Phyllis Zurita, directora de Recursos Humanos de Interagua C. Ltda. (Veolia); Johana Yánez, jefa de capacitaciones de Almacenes De Prati; Raiza Quito, jefa nacional Comercial y Marketing de Disprovef Ecuador S. A.; y Karen Romo, directora de Alimentos y Bebidas en el hotel Oro Verde de Guayaquil. Las charlas contaron con la guía de la docente de la Facultad de Administración y Ciencias Políticas, Annabelle Figueroa.

Trabajan ‘como hombres’ para romper el techo de cristal. En esa opinión convergen Phyllis, Karen, Johana y Raiza, quienes construyen su legado cambiando el curso del guion, y hoy ocupan puestos en organizaciones que, hace más de 60 años, eran impensables que fuesen lideradas por una mujer. Sus historias son un grito que motiva a las mujeres a continuar luchando por alcanzar las mismas posiciones de poder que los hombres en las empresas.

“Yo no voy a esperar que alguien venga a mantenerme”, mencionó Karen Romo, al recordar cuando su padre le dijo que no iba a pagarle la universidad, porque ella no sería la ‘cabeza’ de la familia. En el modelo patriarcal, en el hogar, las mujeres tienen asignado el rol de cuidadoras, mientras que los hombres, de proveedores económicos. Sin embargo, hoy ellas también brindan sustento económico.

La brecha salarial es una manifestación de la violencia económica. ONU Mujeres (s.f.) menciona que dentro de las empresas existe la apreciación de que los hombres deben de tener un mejor salario que las mujeres, porque no comparten las obligaciones familiares, por lo tanto, cuentan con más tiempo para trabajar y relacionarse con los clientes. En su intervención, Phyllis Zurita narra como en una compañía en la que laboró, el director general justificaba que no le aumentaría el sueldo a una de sus empleadas porque era “una niña soltera que vive con sus padres”.

Para garantizar oportunidades equitativas, las organizaciones deben comprometerse a despojarse de los estereotipos de género (EFE, 2017). “Hay ese pensamiento de que los hombres, porque puede ser que tengan más experiencia en cargos de responsabilidad, merecen una mayor remuneración”, expresó Johana Yánez. De acuerdo con Jack Zengel y Joseph Folkman, consultores de desarrollo de liderazgo, este sesgo juega un papel importante en las decisiones de contratación y promoción (El País Retina, 2019).

En Ecuador, el personal directivo de administración pública y de empresas es dominado por los caballeros. Apenas el 37% de este sector es ocupado por las féminas (Redacción Quito, 2018). Durante su tiempo como anfitriona de un hotel, Romo se dio cuenta de los estigmas de esta industria: “Había que utilizar la falda bastante ceñida; había un rigor de altura de la falda; entonces, no importaba tanto el conocimiento que tuvieras, sino cuánto podías lucirte”. Estos aspectos propician el endurecimiento del techo de cristal[1], lo cual impide a las mujeres ascender hacia los niveles superiores de la escalera corporativa, independientemente de sus calificaciones o logros. Sin embargo, ella pudo romperlo ‘poniéndose los pantalones’: “En el momento que no estaba, los hombres tomaban las decisiones y cerraban los negocios. Trabajé con ellos codo a codo para lograr posicionarme en ese grupo y romper esas creencias y ese paradigma, y poder ir escalando”.

“Ese techo de cristal, a ratos, nos lo ponemos las mismas mujeres”, mencionó Yánez. Con su inserción en el campo laboral, las mujeres han aprendido a cargar el peso del hogar con el de su carrera profesional. Sin embargo, en ocasiones se agobian por la búsqueda de la perfección: “A veces nos cuesta aceptar que no podemos ser todo en un 100% a la vez”, acotó. Por otro lado, Raiza Quito señaló que otra barrera autoimpuesta por las mujeres es aceptar sueldos inferiores a sus conocimientos: “Tenemos que pelear por nuestro sueldo, luchar por lo que sabemos”.

Según Zenger y Folkman, las mujeres son eficaces en posiciones de liderazgo y puntúan más alto en destrezas consideradas como necesarias para ser un buen jefe (El País Retina, 2019). Bajo esta premisa, Quito expresó: “Tienes que centrarte en las CPO: las competencias, la pasión —ligada con el propósito— y las necesidades organizacionales”.

Referencias

EFE. (6 de marzo de 2017). El fortalecimiento económico de la mujer, clave para una sociedad igualitaria. EFE. https://bit.ly/3e76Luo

El País Retina. (15 de julio de 2019). Las mujeres en puestos directivos aumentan hasta un 20% las ganancias de las empresas. El País. https://bit.ly/2zFOZj5

Redacción Quito. (07 de marzo de 2018). El 37% de mujeres ocupa cargos directivos y administrativos en Ecuador. El Telégrafo. https://bit.ly/2TtQHec

ONU Mujeres (s.f.) Hechos y cifras: Empoderamiento económico. Recuperado el 15 de mayo de 2020 de https://bit.ly/3cEfzaR

[1] Expresión acuñada por Marilyn Loden para referirse a los obstáculos que enfrentan las mujeres cuando buscan ascender en sus carreras profesionales.

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