Periodismo narrativo: el poder de una historia para crear realidades.

julio 2, 2021
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Por Ana Paula Astudillo

La conferencia online “Jóvenes entrevistan a Lenin Artieda: ‘¿cómo contar buenas historias periodísticas?’”, que se realizó el 12 de agosto de 2020, se centró en ahondar en las características de un buen texto, y los desafíos y beneficios del periodismo digital.

Una historia es una mirada, observa lo que no todos ven y, al mismo tiempo, es una certeza, el resultado de esa búsqueda constante de información. Es así como el periodista Lenin Artieda conceptualizó las historias dentro del periodismo narrativo, y durante la charla explicó qué se necesita para escribir una historia que sea buena, sugestiva y sorprendente.

Su trabajo como periodista, a lo largo de 20 años, lo ha llevado a trabajar en medios como Ecuavisa y Vistazo. Artieda definió este arte de contar historias como una actividad que nace desde las sensaciones y experiencias, totalmente subjetiva y atravesada por nuestras percepciones personales. Si bien la subjetividad está presente en los textos, no significa una ausencia de datos o de una investigación periodística rigurosa. Agregó que los sentidos son la clave de una buena historia: oler, escuchar, ver, todo aporta a la narrativa y la vuelve una experiencia completa.

Esta conferencia online tuvo como entrevistadores a los estudiantes de la carrera de Periodismo de la Universidad Casa Grande (UCG): Richard Jiménez, Gabriela Matamoros y Karelys Rincón; y como moderador, al periodista y docente de dicha institución, Carlos Galecio. Fue organizado por la UCG y asistieron alrededor de 120.

Las nuevas plataformas y las múltiples opciones para difundir narrativas de manera digital son el principal objetivo de los medios impresos, que buscan expandir su alcance; sin embargo, Artieda aún apuesta por lo tradicional y comentó que se puede llegar a una mayor audiencia de esta manera. Hizo esta afirmación partiendo de una estadística: el 70% de la población ecuatoriana vive en la pobreza. Es decir que, esta falta de acceso a herramientas digitales, los altos precios de los servicios de internet y los problemas técnicos, impiden la masificación de las historias en nuestro país, y concluyó que solo cuando se resuelvan estas dificultades se podrá desarrollar y potenciar narrativas para impactar a un público más amplio.

No negó que hay incontables beneficios de compartir historias en nuevos formatos. Con las herramientas que brinda el internet se logra conocer a la audiencia de una manera más profunda y direccionar la información de una forma personalizada, no obstante, aseguró que continúa siendo un periodismo dirigido a un nicho. Pero, más allá del formato, afirmó que “independientemente de la plataforma que se utilice, el instrumento transversal es la palabra”, y el manejo adecuado del lenguaje es lo que impulsará la historia y la hará mucho más aprehensible para la audiencia.

Artieda también habló de los elementos necesarios en los reportajes para captar la atención de los jóvenes; lo más importante: una frase de impacto al inicio siempre, y hablarle a la gente en el lenguaje que utiliza todos los días. Explicó que, en la realidad periodística actual, en la que se da más relevancia a los clics y al tráfico en la web, hay que buscar cómo adaptar estas historias de ‘largo aliento’ y enganchar a la audiencia por medio de recursos que generen diversas emociones. No cree en el concepto de una sociedad ecuatoriana desinteresada por la lectura, porque, si ese fuera el caso, se pregunta: “¿Qué hacemos aquí hablando de contar historias?”.

No ve como una pérdida de tiempo comentar la relevancia de este tipo de textos, pero sí reconoce que fomentar el periodismo narrativo es un trabajo complicado, de poco dinero y espacios limitados. Según su percepción, esto sucede debido a que muchos medios no quieren invertir en el periodismo de ‘largo aliento’, y es más difícil crear historias de calidad con poco tiempo y presupuesto.

Se suma a esta dificultad los estereotipos dentro de la sociedad ecuatoriana, a la que le han enseñado que hay poco valor en los productos que se crean en su país, prefiere suscribirse a medios extranjeros que a alguno local; y no confía en el talento de los redactores ecuatorianos que se esfuerzan por compartir sus historias.

Lenin Artieda dejó claro que el periodismo narrativo no es objetivo o imparcial, pero es honesto, plural y certero, es un formato capaz de evocar múltiples pensamientos y sensaciones, sin dejar de ser una mirada analítica y rigurosa a las realidades que nos rodean.

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