Por Camila De Los Angeles Soto Molina*
La autora presenta a continuación un poema y un microcuento de su autoría, basados en experiencias personales.
Este escrito nace por un motivo personal que me encantaría compartir. Durante la escuela, no era de aquellas que tenían tantos amigos, pero ciertas personas sí se mantuvieron en mi vida hasta la actualidad; y gracias a ellas soy como soy. Sin embargo, en el poco tiempo que he estado en la universidad, también he conocido personas increíbles; quienes, posiblemente no saben cuánto las aprecio y agradezco su amistad. Espero que con este poema sepan comprender lo importante que son o fueron en mi vida, especialmente cuando me han apoyado.
Los designios de mi alma
La pregunta “¿hiciste nuevos amigos?”
fue un ahogo en mi mente,
ya que la dificultad de hacer amigos
nunca disminuyó a lo largo de mi vida;
pero a los pocos que han permanecido,
les prometo una cosa:
cada segundo, minuto u hora con ustedes,
prometo, en mis momentos de catarsis,
que por la prosperidad de los años
se quedarán guardados fielmente en el fondo de mi corazón
y en la pared de recuerdos en mi mente;
este día, los que pasaron y los que pasarán.
Cada rayo otorgado de la flamante estrella,
el sol o la luz de la tímida luna
que fueron espectadores devotos de nuestros secretos y anhelos,
serán adorados por mi alma y mi sentir sincero;
jurando así que los amaré
hasta escuchar las ultimas campanadas,
gritando mi nombre y dando mi último aliento
junto a un cantar veraz.
Les agradezco por su ciego apoyo
mientras buscaba mi lugar en el mundo,
ya que aún en el tiempo, en el que me enterraba en la nictofilia
me enseñaron a amar cada rayo que iluminaba los días,
valorando así lo que se merece llamar “amigos leales”.
El mensaje de este microcuento es expresar tanto la desmotivación que se tenía por la metodología antigua en las escuelas; a su vez darle la oportunidad al público de observar el punto de vista de los niños o niñas que se dejaban llevar por su creatividad o imaginación en tiempos de escuela y por ello eran considerados “los vagos del salón”
Las mariposas recitadas a la luna y las estrellas
¿Se han preguntado por qué los niños odian la escuela? Aquella época llamada “dorada”; soñada y extrañada por todos, supuestamente. Sonando el timbre que aturdía la mente y el corazón, junto al nerviosismo de llegar tarde a la clase que procuraba enseñarnos un libro, sin razonar individualmente.
La mente, pérdida ante la ventana, extasiada por el caer de las hojas del viejo árbol; anotando cada sublime pensamiento que revoloteaba entre las suaves nubes… Y así, recolectando ideas o inventos como si fueran orugas para sus quiméricos sueños. Ansiaba volar con los pájaros, mientras que, a su vez, anhelaba que su cerebro lo volviera existente durante la noche; pero, por el grito inundado y contaminado de la maestra, quien la categoriza como “vaga” y “distraída”; humillada, con una amargura interna, regresa a casa con un llamado de atención en el cuaderno.
La madre, enojada, observa la nota. Entre gritos y silencios, llega a una condena creada para ella. Sentada en su cuarto, con sus ojos de reloj aguardando la llegada de su amiga, la tierna luna, emocionada admira por última vez su cuaderno, donde tiene capturadas, como mariposas, todo lo que pasa por su mente; ignorando descaradamente la citación injusta del colegio.
La inmensa alegría en el corazón, sosteniendo su fiel libreta en el brazo, con la meta de llegar al mundo de sueños, viviendo a su antojo y realizando todas las locuras que reposaban en su brazo… Por el largo de los años, ella no dejó de absorberse en su mente; y la imaginación que procreaba, evolucionó junto a ella. A escondidas creó un mar de cuadernos que, durante su adolescencia, se convirtieron en cajas fuertes, guardando sus sentimientos como oro ante piratas, ya que ella sabía que en un futuro se transformarían en libros deslumbrantes; provocando un disparo en la sociedad que no esperaba la llegada de su adultez, inspirando a nunca dejar ahogar los sueños que le recitamos a la luna y las estrellas.
* Estudiante de primer año de la carrera de Multimedia y Producción Audiovisual de la Facultad de Comunicación Mónica Herrera de la Universidad Casa Grande (UCG).