Walter Spurrier: El nicho de la UCG es la creatividad.

septiembre 30, 2020
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Entrevista por Juan de Althaus.

Spurrier piensa que la pandemia es una oportunidad para crear de parte de la UCG.

Es analista económico graduado de un máster en Ciencias Políticas de la Universidad de California (UCLA). Es presidente del Grupo Spurrier y director del informe económico-político Análisis Semanal, así como de su versión en inglés, Weekly Analysis. También se desempeña como columnista de diario El Universo y El Comercio; y es asesor de la Cámara de Industrias. Walter Spurrier, además miembro del Consejo de Regentes de la Universidad Casa Grande (UCG), nos entrega sus apreciaciones sobre las particularidades que destacan a esta institución, sobre todo en época de COVID-19.

Según tu perspectiva, ¿cuál es el rol de las universidades privadas en la educación superior en el Ecuador, en particular la UCG?

Pienso que en la educación debe haber alternativas. Es bueno que haya universidades distintas, con lógicas diferentes, privadas y públicas; instituciones de educación superior que son fundaciones y que sirven a distintos tipos de alumnado. En otras palabras, que el estudiante tenga todas las opciones posibles de que es lo que a él le acomoda más. También, para que haya una variedad de modelos, siendo algunos más exitosos, pues son los que se acoplan más a las necesidades del país. Así mismo, hay países donde las universidades públicas son estupendas.

En cuanto a las políticas públicas sobre la educación superior del gobierno anterior, hasta cierto punto algunas me parecieron correctas, como el tratar de elevar el nivel de las universidades. Sin embargo, el intentar que todas obedezcan a un mismo estándar o a un mismo modo de operación, me pareció totalmente equivocado; no debería haber una uniformidad en el funcionamiento de las universidades.

En el caso de Casa Grande, pienso que ofrece un elemento educativo que no tienen las demás. Cada universidad tiene sus fortalezas y su oferta específica, por tanto, no hay que preocuparse demasiado por la competencia. En lo que respecta a Casa Grande, esta comenzó como Mónica Herrera, que era una escuela para creativos de publicidad, y ahí es esencial rescatar las palabras “creativos” y “creatividad”. Pienso que la Casa Grande ha puesto énfasis en esos términos, pero considero que debería hacerles aún más hincapié.

Con eso quiero decir que tenemos un mundo particularmente cambiante, de forma acelerada. Esta pandemia va a apresurar más dicha transformación, porque estamos adoptando herramientas y costumbres que antes se estaban imponiendo muy lentamente. Algunos sectores de la economía van a crecer, y otros se van deprimir. Me parece que lo importante que puede hacer Casa Grande es instruir a sus estudiantes en ser creativos, es decir, encontrar soluciones a las cosas, y no necesariamente aprender exactamente qué pasos dar en cada situación, ya que, de presentarse una condición inusual, no sabrían cómo responder.

Pienso que el Ecuador adolece de una educación que trata de enseñar conocimientos y no educa en cómo resolver problemas y cómo seguir adelante en situaciones inéditas. Creo que Casa Grande tiene su nicho ahí: la gente que la elige tendría que saber que si estudian ahí van a estar en condiciones de resolver problemas que se les presentan.

Para abonar en este punto, quiero indicar que la robótica no es solamente la parte mecánica sino también la informática, la cual cada día roba más empleo rutinario. Hace unas semanas vi un programa español que se centraba en el caso de la importancia que tenían las operadoras telefónicas para obtener un primer empleo en las mujeres de clase media y popular. Ahora eso ya no existe.

Cada vez son menos las secretarias que se necesitan en la oficina. La robótica y los computadores van quitando empleo en los trabajos rutinarios, incluyendo el poder analizar exámenes médicos. Pero, aquel doctor o doctora que tiene la capacidad de analizar cada caso de manera particular y superar lo que dice la computadora, que es la norma, es quien va a salir adelante. Lo mismo sucede en todas las profesiones. Entonces, el poder pensar creativamente en las soluciones es el factor diferenciador de la UCG; que la gente diga: voy a estudiar en Casa Grande, porque voy a salir preparado para lo que me encuentre en un mundo que todavía no conozco.

Y, además, probablemente vayan a ser los que formateen la inteligencia artificial…

Así es. Esos son los que van a manejar los robots que nos van a controlar.

¿Qué piensas de la manera en cómo la universidad está encarando esta crisis de la pandemia para mantener su oferta educativa?

No tengo todavía muy claro el papel de las universidades ante la pandemia. No estoy en el día a día de la universidad, ni lo que está pasando con el enrolamiento de los estudiantes al tener que estudiar virtualmente. No sé hasta qué punto eso va a significar una mayor competencia con instituciones extranjeras, porque la enseñanza virtual es la misma tanto aquí como en el exterior.

Pero, por otro lado, considero que para la UCG esta es una oportunidad, porque justamente se está cambiando la manera de enfrentar la educación, teniendo que ser menos presencial y más digital, lo cual exige aún más creatividad. Disponer de las mejores herramientas y recursos para ofrecer ese tipo de educación, ante universidades que no están tan acostumbradas a pensar en soluciones innovadoras, creo que es una oportunidad.

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